A pesar de que ha surgido una ola a favor de la compra de artículos de segunda mano -sobre todo ropa- todavía en Puerto Rico esta tendencia no se considera una primera opción para la mayoría de consumidores.
(…)
Hace unos meses decidí llevar a mi hijo de tres años al parque que solemos frecuentar. Aprendí recientemente que de los 3 a los 5 años, los niños producen una enorme cantidad de testosterona en sus cuerpos, cosa que les hace prescindir de saltar y correr libremente durante horas. Por esta razón en particular, fuimos al parque ese día, a liberar energías.
Allí, nos topamos con una pareja de padres y su hijo de una edad similar a la de Noah. Tenía una libritas de más el niño y se notaba el sobrepeso, sobre todo en su manera de moverse lentamente y con dificultad. Noah llevaba su scooter y al acercarnos, el niño rápido mostró interés por el juguete. Andaba con su padre en ese momento, quien intentaba ayudarle a subirse y treparse en las áreas de juego y agilizar su pesado cuerpo.
Cuento largo corto, Noah le prestó el scooter para que pudiese correrlo. El niño apenas podía equilibrarse sobre el velocípedo y mucho menos ponerlo en movimiento. El sobrepeso no le permitía desplazarse. Entre el padre, Noah y yo animamos al niño para que continuara intentándolo. La madre del niño, en la distancia, se acercó preocupada.
–Devuélveselo, Fabián, dijo la mujer a su hijo.
– No se preocupe, si quiere, puede jugar, le contesté.
–Es que él no está acostumbrado a eso, fue lo que escuché.
Sin ánimo de ofender, me detuve a pensar un momento en la escena que tenía de frente. Un niño pequeño obeso juega en el parque con sus padres. Sus libras de más no le permiten agilizarse como quisiera. Como todo niño curioso, intenta subirse al scooter para imitar los movimientos de mi hijo y en lugar de apoyarle, la madre lo manda a bajarse. Parecía molesta.
Acto seguido y antes de marcharse, el padre me pregunta dónde conseguí el juguete y le contesto que en la Carretera número 2 había un pulguero buenísimo y que allí podían conseguirlo a $5.00.
El padre se mostró contento, me lo agradeció y en el momento de compartir la información nueva con su esposa, la mujer contesta:
-¿Un pulguero? ¿O sea, usado?
Con mirada de asco, viró la cabeza y así mismo continuaron los tres por su propio camino.
No sin antes, la escuché murmurar: No te preocupes Fabián, que Papi te consigue un carrito nuevo.
Me quedé pensando nuevamente. Esta vez no en la obesidad infantil, sino en el complejo que existe entre muchos puertorriqueños que no les permite siquiera considerar comprar productos de segunda mano.
Según una investigación realizada en México, en la compra de artículos de segunda mano, la edad puede ser un factor decisivo. Los baby boomers mayores de 55 años, parecen ser la generación que menos abierta está a esta tendencia, en comparación con la Generación Z o los Millenials.
¿Será entonces un asunto generacional o de poca conciencia el que algunos encuentren vergüenza o complejo en optar por el mercado de segunda mano?

Desde que soy madre, lo que hago es comprar productos de segunda mano. Nunca me lo he cuestionado y soy agradecida por tener esa opción.
Las razones para hacerlo, sobran:
• es más económico (por lo general)
• el efecto para el medioambiente es menos dañino
• contribuyes al slow fashion, en lugar del fast fashion (comprar una pieza, usarla y luego desecharla)
• puedes devolver artículos a modo de intercambio cuando dejes de usarlos (esto aporta al consumo responsable)
• satisfaces una necesidad de conseguir un producto único (cuando compras segunda mano, tienes mayores probabilidades de encontrar piezas de primeras marcas, modas particulares, otras épocas e incluso vintage).

Hoy día el consumerismo nos arropa, nos sofoca, nos crea falsas necesidades de las que muchas personas son esclavas. Es insostenible continuar alimentando esta práctica. Tantas tiendas de ropa venden piezas manufacturadas en maquiladoras africanas o asiáticas donde la mano de obra es barata y los derechos humanos no son prioritarios. La mayoría de piezas termina en el vertedero después de poco tiempo porque ni la calidad ni el interés por parte del consumidor, las mantiene a salvo.
Al elegir una pieza de ropa de segunda mano contribuyes a cortar con este ciclo y a restar poder al comercio esclavizante y desleal. El concepto de la moda circular se trata de ser conscientes de lo que compramos, de dónde viene, de no necesitar tanto, y de darlo en adelante en caso de no necesitarlo ya.
Mi clóset está lleno de piezas de ropa de segunda mano. Las piezas que más me encantan estuvieron antes en el clóset de otra persona u tal vez, otras personas. Algunas tienen etiquetas de diseñador y apenas han sido usadas, otras son piezas en perfectas condiciones, pero han tenido siempre vidas previas. Asimismo, los juguetes de mi hijo son prácticamente todos del pulguero: la patineta, los rompecabezas, los libros, las bolas, los carritos.
¿Para qué comprarlos nuevos si puedo darles una segunda vida?
Cuando ya no sirven o no tienen uso y si siguen en buenas condiciones, los dono para que otra persona pueda usarlos. Así también promuevo la economía circular. No me es posible visualizar la maternidad sin conectarla con una vida de segunda mano.
La moda es una de las industrias más contaminantes del mundo, después del petróleo. Al extender la vida de una pieza de ropa, ayudas a disminuir la huella de carbono. Además, comprar piezas de segunda mano, reduce las demandas de fabricar productos nuevos y mantiene las piezas fuera del vertedero. No hay por qué limitarse solo a la ropa, también puedes extender tu vida de segunda mano a: la vajilla, artículos de ocio, de cocina, de deportes, o lo que quieras.
Razones sobran para adoptar este estilo de vida. Existen muchas tiendas de ropa usada y cada vez aumentan más. Algunas tienen nombres muy fancy, otros son simples pulgueros. Incluso las tiendas en-línea casi siempre tienen opciones de productos usados, en buenas condiciones y más económicos.
Aportemos a la economía local, protejamos nuestro bolsillo y también a la Pachamama. Realmente no podría imaginar mi vida de otra manera. Reúsen, reciclen y renuevan de ahora en adelante. Se los recomiendo.


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