Este libro está dedicado al viaje, a las experiencias que me han forjado desde que nací en 1982, hasta el presente. Gracias a una propuesta del Centro de Investigación y Creación (CIC) de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), se publicó por la editorial Publicaciones Puertorriqueñas en abril de 2025 y aproveché la Semana de la Comunicación para presentarlo a la comunidad universitaria.
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Busco la palabra VIAJE en el diccionario y me aparecen varias definiciones, según la RAE:
viaje 1
- Acción y efecto de viajar.
- Traslado que se hace de una parte a otra por aire, mar o tierra.
- Carga o peso que se lleva de un lugar a otro de una vez.
- Mar. Arrancada o velocidad de una embarcación.
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Gracias a los viajes, mis padres se conocieron, específicamente abordo un crucero de la línea Cunard que viajaba de la ciudad inglesa de Liverpool a Nueva York, hasta llegar al Caribe. Mi papá, de un pueblo llamado St. Helens, cerca de Manchester (Reino Unido), había firmado un contrato de trabajo como músico para tocar trompeta con su banda abordo el barco que cruzaba el Atlántico.
Mi madre, por otra parte, originaria de San Sebastián de las Vegas del Pepino, viajaba a bordo el crucero con sus amigas. Ella hablaba poco inglés, él, no hablaba palabra de español, pero gracias a ese viaje decidieron unir sus vidas y seis años más tarde, nacería yo. Puedo decir sin miedo o pudor, que soy producto de un viaje transatlántico.
Puedo decir sin miedo o pudor, que soy producto de un viaje transatlántico.
A los 11 meses me subirían a mi primer avión con destino a Inglaterra, para conocer a mi familia paterna. Corría el año 1983 y en una crónica de este libro narro ese primer encuentro con el extranjero, que luego se convertiría en un viaje anual en el que me quedaba en St. Helens con mi abuela paterna, Nora, durante seis semanas cada verano, mientras mis padres trabajaban.
Esas primeras travesías se producen por motivos familiares y me aportaron grandes enseñanzas. Luego con los años, los viajes se tornan un estilo de vida para mí.
En el año 2000 con 18 años, decido irme de Puerto Rico a estudiar un bachillerato en la ciudad de Boston, en Massachusetts, gracias a una beca que me concedió Northeastern University. El primer año de estudios se me hizo difícil, sobre todo por el clima friísimo y el choque cultural. También había elegido Psicología como mi campo de estudio y en ese transcurso me di cuenta que no era lo que realmente me apasionaba. Había logrado ahorrar $1,500.00 gracias a mi salario de Estudio y Trabajo, laborando como cartera en la oficina del decano de Ciencias y Artes. Me apetecía mucho cambiar de aire y de destino.
Decidí contactar a mi hermano por parte de padre, Andrew, quien vive en Australia desde hace muchos años, para preguntarle si podía visitarlo. Me contestó que sí. Conseguí un pasaje por $1000.00 con destino a la ciudad de Brisbane con una parada obligatoria en uno de varios destinos, entre los que se encontraba FIJI. Pulsé sobre esta opción y en cuestión de semanas, empaqué un pequeño bulto y me encaminé sola al otro lado del mundo, con $500 de presupuesto y un pasaje de San Juan a Nadi (capital de Fiji), con varias paradas entre medio, incluyendo Los Angeles.
En Fiji me quedé tres semanas y este viaje cambiaría mi vida. Luego exploré la costa este de Australia y mes y medio después, regresaría a Boston con una nueva mente, una nueva actitud y un nuevo campo de estudios por explorar: la Antropología.
En Northeastern University, existe un programa llamado Coop Education, que permite a los estudiantes completar un bachillerato en cuatro años y luego dedicar un año a una experiencia extracurricular, que puede incluir un internado, práctica, experiencia corporativa o viaje cultural, a cambio de créditos académicos. Esto me permitió cruzar muchas fronteras y conocer muchos países en un esfuerzo por escapar del frío de Boston y saciar mi hambre por conocer mundo.
Cada invierno durante estos cuatro años, me subí a un avión nuevo con destino diferente, siempre como estudiante, investigadora o académica. Aunque cuesta arriba, siempre lograba conseguir becas y auspicios para cubrir con los costos de estas experiencias.
La primera experiencia fue en Lima, Perú donde tuve la oportunidad de colaborar con una ONG haciendo trabajo voluntario con comunidades de bajos recursos en condición de precariedad. Enseñé inglés en una escuela muy pobre en una comunidad llamada Villa El Salvador y trabajé haciendo pan en un orfanato. Luego otro invierno opté por matricularme en un curso de religión y cultura oriental en una universidad en Kuala Lumpur, Malasia. Hice trabajo de campo con etnias en el norte de Tailandia y en Indonesia. Aprendí muchísimo.
El último año exploré Roma y Sicilia mientras cursaba estudios en italiano y antropología mediterránea. Exploré Turquía, Grecia, Marruecos, Jordania y muchos otros países. Todas estas experiencias me marcaron y forjaron en el ser humano que soy hoy día. No las cambiaría por nada en el mundo.
En el 2006 viajo por primera vez a la India con una amiga y me enamoro locamente de este país. Decidimos recorrerlo con poco presupuesto y una agenda flexible, en trenes, comenzando en Nueva Delhi, hasta llegar a Katmandú, capital de Nepal. Llevo en mi mochila un diario y voy apuntando cosas que me vienen a la mente, observaciones, enseñanzas adquiridas.
Una vez me gradué de bachillerato, decidí que viajar y escribir eran mis dos pasiones y quise encontrar un campo de estudios que me permitiera hacer ambas cosas. Trabajé con don Ricardo Alegría, que en paz descanse, en una exhibición permanente en el Museo de las Américas y en 2005 decidí, gracias a una beca del Instituto de Cultura Puertorriqueña, comenzar estudios graduados en Periodismo.
En esta etapa de mi vida como estudiante graduada, los viajes cobran gran importancia también, sobre todo en Europa, continente que convertí en mi hogar durante varios años: primero Barcelona mientras cursé una maestría, luego Pamplona como estudiante doctoral y finalmente, en Polonia, donde residí tres años mientras investigué la vida y obra del fenecido periodista, Ryszard Kapuscinski.
En el 2011, decido explorar la blogosfera, gracias a la recomendación de una amiga catalana que me dijo: “Tía, ¿no has pensado en abrir un blog? Así tendrás todos tus trabajos guardados y te será más fácil encontrar trabajo”. Seguí su consejo y así nació Morphologie, una página web donde publico lo que escribo, sea en forma de crónicas periodísticas, de recuerdos de viaje que mantuve guardados en diarios muchos años y también de la faena académica que realizo. El blog ahora me sirve como herramienta docente, recuerdo de vida y también como portafolio digital.
En el 2024, tras obtener la plaza docente y encontrarme en periodo probatorio en UPRA, decido someter una propuesta para publicar un libro de crónicas de viaje en tres continentes, fruto de algunos textos del blog. Gracias al comité del Centro de Investigación y Creación (CIC), quien la aprueba, me conceden los fondos para completar este proyecto. Durante el pasado año, me he dedicado a elegir algunas de las crónicas de viaje que publiqué en Morphologie desde el 2014 hasta el presente, otras las escribí y publiqué por primera vez.
De esta manera nació Crónicas de travesía, un libro no pretencioso que me enorgullece presentar y compartir con ustedes en el día de hoy.
Gracias a todas las personas del público por honrarme con su presencia, a las doctoras Hildamar Vilá y Rebeca Franqui por la presentación y a las estudiantes Angeliz Rivera y Génesis Figueroa, por aceptar leer algunos de los textos que son fruto de este libro. También gracias al Departamento de Comunicación Tele-Radial, a sus profesores y empleados no docentes y a su director interino, Prof. Emanuel Gutiérrez. Agradezco a Publicaciones Puertorriqueñas por la edición y publicación del libro y al apoyo de mi familia en este proceso.
Dedico el libro a mi madre y a mi hijo, mis motores, inspiración y razón de ser.
¡¡¡¡GRACIAS y espero lo disfruten!!!!
*Discurso pronunciado el 10 de abril de 2025 en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA) durante la presentación de «Crónicas de travesía, a cargo de las doctoras Hildamar Vilá y Rebeca Franqui»


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