Una mujer delgada, pálida y joven de ascendencia polaca fue la primera profesora en dar cátedra en una de las universidades más antiguas y prestigiosas de Europa: La Sorbonne. Esto lo sabe poca gente. El día en que se presentó como docente por primera vez, vestía de negro y hablaba en un tono de voz suave, claro y dulce. El 5 de noviembre de 1906, dictó una conferencia por primera vez en el Anfiteatro George Lefebvre de la universidad parisina, ante un público compuesto por estudiantes y profesores. Este momento marcaría para siempre su vida y daría un giro positivo a la historia del feminismo.
Recibida por largos aplausos de parte de estudiantes y miembros de la facultad, Marie Curie comenzó su presentación explicando la teoría de la radiactividad, el trabajo de Becquerel y citando al «Monsieur Curie», su marido, y sus investigaciones. “Terminó su curso, y después de haber dado cátedra, Madame Curie se retiró tal como parecía, modesta y sencilla, insensible a los aplausos y ovaciones de su público”, escribió con admiración el periódico francés, L’Illustration.

Hoy, 11 de septiembre, primer día del X Congreso Internacional de Estudios de Medios de Comunicación, celebrado en La Sorbonne, visité ese Anfiteatro, me senté en una de las sillas y admiré el entorno, sin saber que esa sede también albergó a la primera mujer profesora. Y que gracias a ella, mujeres como yo, también tenemos esta opción profesional de dictar cursos y pertenecer a la academia.
Maria Skłodowska (nombre de soltera) nació en Varsovia, Polonia en 1867, en una época en que los rusos eran quienes administraban esas tierras y las mujeres apenas se consideraban seres humanos. La literatura dice que estudió de manera clandestina en la capital polaca, ya que un solo instituto admitía a mujeres como estudiantes. A la edad de 24, decidió seguir a su hermana mayor, quien buscaba mejor futuro en París. Es en esta ciudad donde completa sus estudios formales y realiza sus investigaciones más sobresalientes en el campo de las ciencias y la física.
Cuando primero arribó a la capital parisina, se alojó en el barrio Latino de la ciudad, cercano a La Sorbonne Panthéon y era una de 26 mujeres entre 776 hombres estudiantes que formaban la Facultad de Ciencias.
Era una mujer de convicciones fuertes y profesionalmente independiente, sin embargo, en 1905, se casó con Pierre Curie, aunque en un inicio lo evitó, pues quería regresarse a Polonia. El amor por las ciencias unió a la pareja y al final, Marie terminaría aceptando su propuesta de unirse en vida. A partir de ese momento es como si su identidad propia también se borrara, al menos parcialmente, pues adoptó el apellido de su marido, obtuvo la nacionalidad francesa y son muchas las personas que no saben que era en realidad, polaca. Incluso son muchos quienes atribuyen sus logros exclusivamente a su marido, aunque se sabe que sus hallazgos en el campo de la ciencia, la llevaron a ganar el Nobel de Física (1903). El premio se le concedió en esta ocasión, de manera compartida con su esposo, Pierre Curie y otro físico llamado Henri Becquerel.
Luego, gracias a más estudios e investigaciones, Marie Curie fue galardonada con el Nobel de Química (1911) en solitario y obtuvo la ciudadanía francesa. Sin embargo, siempre llevó su país natal, Polonia, sobre sus hombros. Incluso, al primera elemento químico que descubrió, le llamo polonio, en homenaje a su terruño natal.
Marie Curie obtuvo formación en física y química y fue pionera en el campo de la radiactividad. Se considera la primera y única persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades científicas: Física y Química, y aunque demasiado a menudo se le conoce como Marie Curie, o Madame Curie- su origen es importante no ignorarlo.
Aparte de ser la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la La Sorbonne, fue también la primera en recibir sepultura con honores en el Panteón de París por méritos propios en 1995.

Murió de manera trágica en 1934 a los 66 años, de una anemia plástica causada por la exposición a la radiación de tubos de ensayo que guardaba en los bolsillos en el trabajo. Se conocía poco en esta época sobre los efectos nocivos y letales de la radiación y se dice que a pesar de que obtuvo méritos y honores por su labor científica, Marie Curie sufría también de depresión.
Era patriota y también feminista. En 1894 regresa a Polonia en busca de una plaza docente en la Universidad Jagelónica de Cracovia, pero se la denegaron por ser mujer. Aún no había obtenido el grado de doctorado y esto fue lo que le motivó a regresar a París. Aunque su marido creía en ella y la apoyó siempre, su condición femenina convertía en obstáculo que pudiera recibir el mérito que merecía. A menudo no le permitían hablar públicamente sobre los hallazgos de sus investigaciones y en otras ocasiones, simplemente le negaban sus reconocimientos.
En 1906, su marido muere en un trágico accidente y Marie Curie se refugia en su familia para escapar del dolor y manejar el duelo. Mantuvo un amorío con el físico, Paul Langevin, un hombre que se había separado recientemente de su esposa y este romance fue criticado fuertemente por la prensa francesa. Se le acusaba de ser una judía extranjera rompehogares.
Le negaron la posibilidad de tener un laboratorio, oportunidades profesionales, trabajos, plazas docentes y reconocimientos por su labor. Todo esto por ser mujer. Durante la Primera Guerra Mundial, dirigió la instalación de veinte unidades móviles de radiografía y otras doscientas unidades radiológicas en los hospitales provisionales; entrenó a otras mujeres en el oficio; fue una de las primeras mujeres en obtener un carné de conducir y trató a más de un millón de soldados heridos con sus unidades de rayos x. Sin embargo, a pesar de sus contribuciones científicas y humanitarias, nunca recibió en vida reconocimiento formal por parte del gobierno francés.
Hoy, la historia es otra. Marie Curie se ha convertido en un ícono en el mundo científico y ha recibido homenajes en muchísimos países, incluso también en el ámbito de la cultura popular. Ha sido considerada en muchos espacios como la mujer más inspiradora en el campo de la ciencia. Su camino y vida fueron muy duros y marcados por la desigualdad de género, pero gracias a todo lo que logró y a su legado, Marie Curie abrió camino para que otras mujeres también se desarrollen en el campo de las ciencias o en otros campos dominados por hombres.
Curie aportó con sus investigaciones a la academia y en otras esferas de la vida social abriendo paso a una nueva de generaciones femeninas a tomar ejemplo. Fue pionera, feminista y es un modelo a seguir para muchas mujeres que buscamos cambiar la condición de mujer, por la igualdad.
Por esto, te decimos merci, o mejor aún, dziękujemy!


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