
“No entiendo la posición del gobernador Rosselló de negar la cantidad de muertos por el Huracán”, expresó Jed Horne, veterano periodista, ganador de un premio Pulitzer, e invitado especial de la convención anual de la ASPPRO, celebrada del 30 de julio al 4 de agosto en el Archivo General de Puerto Rico.
Se acerca el final del verano y para estas fechas cada año, la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO) celebra su convención. En esta ocasión, el evento tuvo como eje temático el huracán María y, entre los invitados especiales, se encontró el veterano periodista Jed Horne, ganador del premio Pulitzer por su cobertura especial del huracán Katrina (Nueva Orleans, 2006), quien compartió sus experiencias con el público presente y fue entrevistado por Aiola Virella, editora del periódico Metro.
“No hay preparación para el desastre. La cobertura de un desastre implica inventar, improvisar”.
Y es que para Horne- autor de Breach of Faith: Hurricane Katrina and the Near Death of a Great American City– el desastre real ocurre, en muchas ocasiones, después del desastre natural y, es ocasionado y empeorado por el hombre.
El hecho de que se le considere un estado esencialmente de raza negra, pobre y de inclinación demócrata, aumentó el problema de Nueva Orleans tras el paso del ciclón hace 12 años, que dejó unos 2,000 muertos, según cifras oficiales. Después del azote del huracán Katrina, la realidad de Nueva Orleans no fue muy diferente a la de Puerto Rico tras el huracán María. La tardía y pobre respuesta federal se sumó a muy altas dosis de incompetencia gubernamental, muertes desenfrenadas, calamidades extremas, desinformación por parte de las autoridades y una gran ola de mentiras deliberadas.
A pesar de que un reciente estudio conducido por Harvard University determinara que el ciclón ocasionó directa o indirectamente, la muerte de casi 5,000 personas en la isla, el gobierno insiste en ocultar o desmentirlo. Esto, Horne no lo entiende, pues según él, en Nueva Orleans, las autoridades hicieron exactamente lo opuesto: exagerar y agrandar la gravedad del desastre para lograr mayor eco federal y mediático.

Por otra parte, Horne hizo hincapié en los dos desastres humanos que aumentaron significativamente la destrucción en ambas localidades tras los huracanes. En el caso de Nueva Orleans, fue el colapso del sistema de represas Levee, considerado el segundo peor desastre de ingeniería en la historia moderna, después de Chernóbil. En el caso de Puerto Rico: el colapso del sistema eléctrico. Ambos, producto de años largos de mala administración y poco mantenimiento. Los paralelos entre los dos desastres naturales parecen terminar aquí.

Existe esperanza para Puerto Rico, sin embargo, asegura Horne. “Un año después de Katrina estábamos en una situación más precaria de lo que ustedes aparentan estar”. Aunque parezca difícil de asimilar tal aseveración, la realidad es que el estado perdió aproximadamente mitad de su población como consecuencia del desastre y su recuperación tardó una década. Dice Horne que en 2009, Nueva Orleans recibió una inyección financiera gracias a dos importantes motores económicos que deben ser motivo de inspiración para Puerto Rico: el turismo y la cultura. Toca a los periodistas apostar y fomentar ambas industrias de bienes culturales con miras a levantar al país.
“Nueva Orleans se convirtió en una aventura, una tremenda ola de energía nos benefició. El turismo barato, el interés por hacer películas allí… El liderazgo cultural lideró el cambio”.
Realmente existe esperanza para la recuperación de la isla, aunque seguro tardará, dice el veterano periodista. Se trata esencialmente de identificar y fomentar la presencia y el rol de embajadores culturales que puedan posicionar el turismo y la cultura puertorriqueña en el mapamundi. Se trata, fundamentalmente, de diseñar una estrategia de mercadeo y branding.

Y mientras tanto, los periodistas locales pueden invertir sus esfuerzos en buscar analogías internacionales para atraer mayores audiencias y conectar el micro local con el macro internacional. Horne menciona Nueva York, Japón y Nueva Orleans como tres estudios de caso que pueden investigarse para, de este modo, encontrar paralelos con la situación e idiosincrasia puertorriqueña y eventualmente, también soluciones y mayor entendimiento a fenómenos como éste. Las colaboraciones con medios extranjeros son también modos de plurificar la cobertura pos-María y lograr mayor transparencia, fiscalización y apoyo internacional. Los gremios periodísticos locales también deberían explorar oportunidades colaborativas con la academia, con líderes comunitarios y otras organizaciones educativas para de este modo, seguir creando foros de diálogo, interpretación y análisis para la mejor toma de decisiones individuales y colectivas.
Toca ser optimista, promover la cohesión, colaboración y la lealtad, así como el civismo. Saldremos de esto. Tarde o temprano, saldremos de esto más unidos y más fuertes que nunca antes.
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