La primera
Hace 28 semanas que te cargo dentro de mí. Hace ese mismo tiempo que te adheriste a mis entrañas, a mi vientre. Desde entonces mi cuerpo se ha convertido en tu hogar, es todo lo que conoces. Cada decisión que tomo, cada emoción que corre por mis venas, tiene un impacto directo en ti. Jamás había medido y evaluado tanto lo que hago, lo que pienso, cómo permito que me afecten o no las circunstancias de la vida…
Ya no existo solo para mí, sino sobre todo para ti. Te tengo en cuenta con cada paso que tomo. Aunque no te pueda ver, tu existencia es lo más palpable que poseo.
Cuando te vi por primera vez a través de una pantalla en la oficina del doctor, tenías cinco semanas de existencia, la forma de corazón y eras del tamaño de un grano de arroz. No eras humano todavía, sino la esperanza en formación de uno. Ese embrión que vi fotografiado en la ecografía ya se ha convertido en un futuro ser humano del tamaño de una cabeza de coliflor y en el que pienso a cada paso. Ya estás pronto a nacer. Lo hemos logrado y estará todo bien. A esa ilusión me aferro.

Todo este proceso ha estado marcado precisamente por ilusiones y surrealismo. Desde luego, el 2020 ha sido un año para no olvidar. Y aparte de eso, hasta los cinco meses no había evidencia física exterior de tu existencia. Era fácil olvidarlo entre ratos. Hasta que por fin mi vientre se abultó de la noche a la mañana y llegó un momento en el que te sentí por primera vez. Con ese movimiento cambió todo. Quiero que te encuentres siempre bien, que estés cómodo y saludable, hasta el día en que te toque salir y conocer el mundo.
A veces pienso que los padres somos egoístas por crear vida sin la posibilidad de preguntar si en realidad nuestros hijos la quieren y aceptan. En tu caso, sin embargo, estoy casi segura de que estás tan ansioso por llegar al mundo como he estado yo toda la vida esperando el momento de conocerte. Tal vez incluso que nos elegiste, a tu padre y a mí, para ocuparnos de ti y guiarte por este camino que llamamos vida. Eres el producto más fehaciente de nuestro amor. Y el amor es capaz de todo.
Y a pesar de desearte tanto, aún no me siento preparada para ti. Me aterra la idea de que llegues a este mundo tan cruel, tan desgarrador, así de pequeñito e inofensivo. Así de vulnerable serás y me toca a mí protegerte y cuidarte por siempre. Espero hacerlo lo mejor posible y que seas un ser feliz y en armonía contigo mismo y con tu entorno.
Hemos decidido llamarte Noah Marcel, aunque a veces se nos ocurren otros nombres que nos hacen dudar. Aquí te esperamos, tu padre y yo junto con el resto de la tribu, con tantas ansias y tanta ilusión. De momento seguiremos preparándonos para tu llegada, para hacerte sentir lo más cómodo y amado posible. ¡Hasta pronto!

Mamá (27 de junio de 2020)
(…)
La segunda
Anoche casi no pude dormir y sé que tú tampoco. Estos días han estado arropados de tanto calor y polvo del Sahara que conciliar el sueño se hace misión casi imposible. Estuviste casi toda la noche dándome golpes y señales de vida en la panza. Algunas de tus patadas son fuertísimas y capaces de levantarme en medio de la noche. Para ser un no nato de solo tres libras, me impresionas, Noah Marcel. Seguro serás un niño grande, fuerte y saludable una vez nazcas.
Últimamente, las temperaturas han subido incluso más de lo normal en mi cuerpo por el embarazo; estoy que no soporto la pegajosidad del clima. De madrugada hubo un temblor de tierra y por eso tampoco pude dormir bien. Desde que comenzó este año, hijo, la tierra no ha dejado de temblar. Acá en Arecibo no se sienten tanto los sismos, pero la gente del sur sufre mucho.
El 2020, año en que has elegido nacer, ha sido muy duro, sobre todo sorpresivo e impredecible. Comenzamos con los temblores después de haber sobrevivido María, y ahora nos ha azotado esta terrible pandemia que es la Covid-19 y todo lo que ha conllevado. En enero me enteré de tu existencia. Llevaba meses, años, soñándote, pero nunca y menos en estas circunstancias puede uno prepararse lo suficiente para recibir a un hijo.

Ya comencé el tercer y último trimestre. Te esperamos en poco más de 90 días. No veo la hora, aunque como te he dicho, también me aterra la idea de no estar lo suficientemente preparada para recibirte. De momento me estoy enfocando en descansar (¡tenerte creciendo dentro de mí es agotador!) y en estar lo más tranquila y feliz posible. Quiero que tú también lo estés. Te quiero tanto hijo y ni siquiera te conozco todavía.
Mamá (28 de junio de 2020)
(…)
La tercera
Ya es solo cuestión de días y llegarás al mundo, Noah Marcel. Hoy cumplí 38 semanas de embarazo y tengo la panza tan estirada que apenas logro respirar bien de día ni dormir bien de noche. Cuando te mueves, mi vientre parece salido de una película de ciencia ficción por los movimientos tan peculiares que forma al estirarse.
Cargo a diario casi 30 libras de ti y todo el paquete con el que te has ido formando durante estos meses. Me siento pesada pero no puedo quejarme porque sé de otras mamás que la pasan mucho peor. El sacrificio que hago por hacer de mi cuerpo tu fábrica de producción y crecimiento, lo he hecho con toda la disciplina y el amor del mundo. Sabes cuánto te he deseado.

Supone que nazcas el día 20 de este mes y ya hoy estamos a 6. Nadie, solo tú sabe exactamente cuándo llegará tu hora verdadera de salir de mi útero. Cuando estés preparado, sin prisa, te esperaremos con los brazos más que abiertos. A veces siento ansiedad por ese momento porque no puedo planificarlo ni controlarlo. Me aterra el frío del hospital, el dolor, las cosas que no pueda controlar. Sin embargo, tu llegada y todo lo que ha implicado desde el primer día han sido la prueba de paciencia y desapego más grande que he experimentado en mi vida.
Has llegado a mí y desde ese primer momento te has convertido en una gran lección tras otra. Gracias hijo por enseñarme tanto en tan poco tiempo. Supongo que de eso se trata el amor incondicional que sienten las mamás.
No veo la hora de conocerte, de mirarte a los ojos, de por fin cargarte y sentirte fuera, en lugar de dentro de mí. De momento te percibes enorme y con cada estirón y patada, siento como si ya mi tripa no te abasteciera y tanto tú como yo ansiamos que llegues al mundo y conozcas otros espacios donde habitar y estés más cómodo y en libertad.
El doctor nos dijo hace unas semanas que ya te encuentras en posición para nacer, cabizbajo y que es solo cuestión de días para que conozcas el mundo exterior. Todo parece marchar bien. Sé que el tiempo que vendrá justo después de tu llegada será complicado: de mucho agotamiento y adaptación, tanto para ti como para mí. Pero ya me siento más preparada, más tranquila. Al menos eso creo. Lo único que le pido al Universo ahora Noah es que tu llegada sea de mucha paz, humanidad y amor.
Nuestras vidas están por cambiar. Toda la tribu inmediata te espera. ¡Qué nervios y popurrí de emociones siento!
Mamá (6 de septiembre de 2020)
Deja una respuesta